top of page

la Palabra Viviente

1824

2 de Abril de 2017

Vº Domingo de Cuaresma

Ezequiel 37,12-14

Romanos 8,8-11

Evangelio según San Juan 11,1-7.20-27.33b-45

Había un hombre enfermo, Lázaro de Betania, del pueblo de María y de su hermana Marta.

Las hermanas de Lázaro enviaron a decir a Jesús: "Señor, el que tú amas está enfermo".  Al oír esto, Jesús dijo: "Esta enfermedad no es mortal; es para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella".  Después dijo a sus discípulos: "Volvamos a Judea".  Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro.  Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.  Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas".

Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará".

Marta le respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día".

Jesús le dijo: "Yo soy la Resurrección y la Vida.  El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás.  ¿Crees esto?".

Ella le respondió: "Sí, Señor, creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo".

Jesús, conmovido y turbado, preguntó: "¿Dónde lo pusieron?"

Le respondieron: "Ven, Señor, y lo verás".

Y Jesús lloró.

Los judíos dijeron: "¡Cómo lo amaba!".

Jesús, conmoviéndose nuevamente, llegó al sepulcro, que era una cueva con una piedra encima, y dijo: "Quiten la piedra".

Marta, la hermana del difunto, le respondió: "Señor, huele mal; ya hace cuatro días que está muerto".

Quitaron la piedra, y Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: "Padre, te doy gracias porque me oíste.  Yo sé que siempre me oyes, pero lo he dicho por esta gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado".

Después de decir esto, gritó con voz fuerte: "¡Lázaro, ven afuera!".  El muerto salió con los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario.

Jesús les dijo: "Desátenlo para que pueda caminar".

Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en Él.

PARA PENSAR:

Creer en Dios implica esperar, amar y defender la Vida.

1446        MAGISTERIO SOCIAL DE LA IGLESIA

“Los niños y jóvenes ante todo, necesitan "la cercanía y la confianza que nacen del amor: todo verdadero educador sabe que para educar debe dar algo de sí mismo y que solamente así puede ayudar a sus alumnos a superar los egoísmos y capacitarlos para un amor auténtico".  La tarea educativa reclama el amor como fundamento para que la propuesta a comunicar sea recibida, y despierte el interés y el deseo de aprender.  La educación es una gran misericordia, es un continuo abrazo al otro, incluso antes que cambie.

El inicio de la educación es acoger, abrazar y perdonar, afirmar el valor de los hijos, de los alumnos, antes de cualquier cosa, antes de las notas, antes de la buena conducta, antes de cualquier expectativa.  Educar es hacer que los otros formen parte de la propia vida.

La educación es ofrecida a la libertad de los hijos, a la libertad de los alumnos, porque es un encuentro de libertades, con todos los riesgos que esto implica: "Un educador que no sabe arriesgar, no sirve para educar.  Un papá y una mamá que no saben arriesgar, no educan bien al hijo.  Arriesgar en modo razonable.  ¿Qué significa esto?  Enseñar a caminar... Educar es esto".

El hijo, el alumno, progresivamente han de verificar, poniendo en juego su libertad, la correspondencia de la propuesta educativa de la tradición con las exigencias de su corazón.  Y esto únicamente puede hacerse por la libre iniciativa de la persona.  Solo haciendo experiencia de la propuesta educativa se adquiere una convicción, se descubre la conexión vital de lo que se ha recibido con las situaciones de la vida de todos los días.  Es necesario que el educando madure en una comparación continua con las demás posturas o visiones de la realidad."  (El Bicentenario de la Independencia, Conferencia Episcopal Argentina, 15/4/16)

 

LECTURAS BÍBLICAS

DE LA SEMANA

 

Lunes 3: San Juan 8,1-11

Martes 4: San Juan 8,21-30

Miércoles 5: San Juan 8,31-42

Jueves 6: San Juan 8,51-59

Viernes 7: San Juan 10,31-42

Sábado 8: San Juan 11,45-57

Domingo 9: San Mateo 21,1-11

 


 ORACIÓN DE LA SEMANA 
 

Padre, te damos gracias porque nos has entregado a tu Hijo para que nos salvara de la muerte.
bottom of page